La flora intestinal humana, conformada por una serie de microorganismos, entre ellos levaduras y bacterias, se encuentra localizada en el interior del cuerpo; específicamente, en la mucosa que recubre el intestino delgado.
La flora intestinal comienza a desarrollarse en nuestra primera etapa de vida; y es gracias a las condiciones del medio ambiente, al tipo de alimentación y a la colonización de bacterias, que alcanza su madurez.
En el vientre materno, el feto no cuenta con bacterias ni levaduras, por lo que carece de flora intestinal. Particularmente, es durante la etapa de la lactancia, que todo ser humano comienza a desarrollar una flora intestinal para la protección del sistema digestivo y para mejorar el proceso metabólico.
Cuando finaliza la etapa de la lactancia, podemos decir que la flora intestinal del niño cuenta con características semejantes a las de un adulto, y así se mantendrá durante el resto de su vida (a menos que una enfermedad o una dieta descompensada afecta a la flora intestinal).
¿Cuál es la importancia de la flora intestinal?
La flora intestinal humana es diferente en cada persona, aunque, en general, la importancia de ésta es la misma para todos los individuos; ya que la presencia de flora intestinal de nuestro organismo es esencial para combatir y eliminar elementos patógenos que, al ingresar a nuestro sistema digestivo, pudieran afectar nuestro estado de salud.
Además, la flora intestinal juega un papel importante en los procesos de digestión y metabolización de los alimentos consumidos; por lo que mantiene una estrecha relación tanto con la nutrición, así como con padecimientos tales como el sobrepeso y la obesidad.
Dada la importancia de la flora intestinal humana, es importante el llevar a cabo una dieta saludable y variada; sin cambios drásticos, y complementada con actividad física regular (lo que mejorará nuestra salud en general).