Básicamente el sistema circulatorio se comporta como un circuito continuo y cerrado. Esencialmente el corazón al contraer, rítmicamente, impulsa la sangre hacia las arterias.
Además este impulso repercute en todos los segmentos: capilares, arteriolas, arterias, vénulas y venas. Sin embargo, verdaderamente existen dos circuitos cerrados y de hecho, trabajan de forma independiente.
La sangre
Principalmente la función de la sangre es transportar diversos elementos por todo el cuerpo. Por ejemplo, a través de ella, se distribuye el oxígeno desde los pulmones hacia los tejidos.
Básicamente la sangre recorre desde las arterias, que se ramifican en vasos sanguíneos cada vez de menor tamaño, hasta llegar a los vasos capilares.
Los glóbulos rojos
Básicamente los glóbulos rojos, también conocidos como eritrocitos o hematíes, están formas por la hemoglobina. De hecho la hemoglobina es una proteína formada por globina más hematina.
Por otra parte, la hematina le brinda a la sangre su característica rojiza y la propiedad para captar oxígeno y transferirlo al resto de las células del cuerpo.
Los glóbulos blancos
En particular, los glóbulos blancos o leucocitos son menos numerosos en relación a los rojos y su aumento es síntoma de que el organismo puede atravesar un proceso de infección.
Básicamente existen dos tipos de glóbulos blancos, los leucocitos y los linfocitos.
La linfa
Esencialmente la linfa es, en particular, un plasma sanguíneo diluido que contiene gran cantidad de glóbulos blancos, en especial linfocitos, y en ocasiones glóbulos rojos.
Los capilares linfáticos, de hecho, son muy fibrosos y cuando se dilatan forman los llamados sacos linfáticos.
De tal manera que los vasos linfáticos surgen de la unión entre varios vacos capilares y se asemejan a las venas pero exceptuando el color y además, con pequeñas compresiones similares a una cadena.
Los ganglios linfáticos
Básicamente los ganglios linfáticos son estructuras nodulares que se agrupan en forma de racimos. Están localizados en distintas partes del cuerpo como las axilas, la ingle, el cuello y el abdomen.
Como resultado de su función, actúan como filtros, ya que poseen una estructura interna de tejido en forma de red, donde recogen y eliminan bacterias y virus.