Cuando nos dan un sistema locomotor sin color, es decir en blanco y negro es debido a que nos ayuda a reconocer los colores en los que se conforma nuestro organismo. De esta manera podemos diferenciar entre un hueso y un músculo, por ejemplo.
Desde el cráneo hasta huesillos de los pies
Sabemos que estamos en presencia de un hueso por su característico color “blanco” aunque al observar muy bien puede ser un poco amarillento. El color nos indica si se encuentra sano o tiene falta de calcio y vitaminas.
Para definir sus partes se suelen colorear con tres distintos colores, pero esto es solo para diferenciar las partes del esqueleto humano, no quiere decir que los huesos sean de este color. Los tonos comúnmente usados para explicar sus partes son el azul, el morado y el verde.
Para usar estos colores debe ser en tonalidades muy claras como los colores pasteles para que no sean visualmente incomodos.
Toda la musculatura
Los músculos son de color rojo oscuro, suele confundirse con el color de la sangre, pero el rojo de los mismos se encuentra llegando a una tonalidad casi vino tinta. También es bueno recalcar que la sangre es la que les da color a los músculos.
Se han hecho experimentos donde se les saca toda la sangre que los mismos poseen y se torna incoloro, es decir, que no posee ningún color. Suele confundirse con el hecho de que queda de color blanco, pero esta es incorrecta simplemente no posee ningún color.
Las articulaciones
Al ser parecidas a los músculos, poseen un color rojizo, pero solo en algunas partes ya que normalmente debido a su ubicación y trabajo al realizar movimientos son muy claras, cambiando así de tonalidades.
Es importante recordar que no solo el color define nuestro sistema locomotor sino también la contextura.
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